En la escuela consciente Terra a los profesores y maestros los llamamos “acompañantes”. Esencialmente por que su función no consiste en enseñar conocimientos, sino en acompañar a los alumnos en su proceso de aprendizaje, crecimiento y evolución. Todos ellos se han (trans)formado con nosotros y comulgan al 100% con el siguiente decálogo:
1. Se conocen a sí mismos. Llevan muchos años comprometidos con su propio autoconocimiento y desarrollo espiritual. Están despiertos, viven conscientemente y saben anteponer las necesidades de los niños a las de su ego.
2. Son genuinamente felices. Les encanta su vida, gozan de estabilidad emocional, se sienten en paz consigo mismos y transmiten energía positiva en todas sus interacciones mientras están en clase.
3. Su propósito de vida es educar. Tienen muy claro que su misión de vida es acompañar a los chavales para que aprendan a ser verdaderamente felices y descubran por sí mismos cuál es su propósito de vida.
4. Son expertos en educación consciente. Han cuestionado el viejo sistema educativo industrial. Se han (trans)formado y tienen mucha experiencia dando clases y acompañando a chavales en escuelas alternativas, libres e innovadoras.
5. Su principal cualidad es la empatía. Saben “salir de sí mismos” y escuchar activamente, poniéndose en la piel de sus alumnos, comprendiendo el tipo de conflictos y potencialidades que se esconden en cada uno de ellos.
6. Son más pacientes que la paciencia. Fluyen con lo que ocurre y se adaptan en todo momento a lo que sucede en clase, sin tomarse como algo personal nada de lo que dicen o hacen los chavales.
7. Son maestros de la asertividad. Saben poner límites con firmeza, pero siempre de forma amorosa. Hablan con respeto a los chavales, empleando la comunicación no violenta para lidiar y solucionar cualquier conflicto.
8. Siguen su intuición. Cuando están en clase sienten la energía del grupo, sabiendo en todo momento qué necesitan los chavales en cada momento para sacar lo mejor de ellos y facilitar experiencias pedagógicas de calidad.
9. Mantienen viva la llama de la creatividad. Cuentan con mucha imaginación, proponiendo ejercicios y dinámicas originales que motiven, inspiren y estimulen la creatividad de los chavales.
10. Viven su profesión con entusiasmo. Aman profundamente lo que hacen, les encanta tratar con chavales y disfrutan de las clases con pasión y vocación de servicio. Se sienten agradecidos de poder dedicarse a la educación.