Terra es una escuela consciente para alumnos de entre 1 y 18 años. En esencia, nos dedicamos a hacer algo totalmente disruptivo y revolucionario: educar a las nuevas generaciones para que se conozcan, se desarrollen y aprendan a vivir conscientemente y ser genuinamente felices. Para lograrlo, cuestionamos el viejo paradigma educativo. Es decir, la forma convencional y estandarizada de condicionar, adoctrinar y programar a los alumnos para que se adapten al obsoleto orden social establecido.
Por el contrario, estamos comprometidos con hacerles pensar “fuera de la caja”, impulsando un nuevo paradigma educativo, redefiniendo completamente el “por qué”, el “para qué”, el “cómo” y el “desde dónde” educamos. A su vez, también nos cuestionamos a nosotros mismos. Más que nada porque somos “quiénes” educamos… En vez de proyectar sobre los niños nuestra manera limitada de ver el mundo, la educación consciente que promovemos posibilita que ellos mismos descubran su propia forma de mirarlo. Tanto es así que nuestro objetivo no es preparar a los niños para que superen la prueba de la selectividad, sino que los acompañamos para que aprendan a disfrutar plenamente de la vida.
Nos llamamos “Terra” –que en latín significa “tierra”– por una sencilla razón: porque concebimos a los niños como “semillas”, cada una única, diferente, singular y especial. En este sentido, nuestros profesores actúan como “jardineros”, cuidando con amor y respeto todas y cada una de las flores que van floreciendo. Todos nuestros acompañantes son personas conscientes que han pasado por un proceso de crisis, autoconocimiento, desprogramación, despertar y transformación. No en vano, encarnan lo que predican, inspirando a los alumnos y a los padres a través de su propio ejemplo. A su vez, todos ellos siguen nuestra innovadora metodología pedagógica –las “condiciones meteorológicas”– que permiten que las semillas crezcan de manera orgánica y natural.
Nuestro compromiso es que al concluir su etapa escolar cada uno de nuestros alumnos finalmente extraiga y manifieste el “fruto” que trajo consigo al nacer. Así, nuestro principal objetivo es posibilitar que los niños se conviertan en jóvenes conscientes, sabios, maduros, responsables, libres, auténticos y con una noción muy clara de cuál es su pasión, su talento y su propósito de vida. Y la mejor manera de conseguirlo es personalizando al máximo este proceso educativo, adaptándonos a las necesidades y las motivaciones de cada niño en las diferentes etapas de su desarrollo corporal, mental y espiritual.